miércoles, 17 de diciembre de 2008


MáscaRa de Agamenón

En la Grecia continental hacia el 2000 a. C. penetra un nuevo pueblo indoeuropeo, los griegos, desde el Épiro (su patria originaria según afirma Aristóteles) y los Balcanes; este pueblo era de civilización inferior que los pobladores anteriores a los que suplantaron, por lo que durante 400 años aproximadamente se dedicaron a asimilar la cultura superior de sus predecesores, al tiempo que se enriquecieron con la aportación cultural de los minoicos.
Es posible que los minios de los que se ha hablado ( considerándolos también como luvitas) fueran en realidad los griegos.
Es entonces, alrededor del 1600 a. C. cuando se empieza a expandir el fruto de dicha asimilación, una nueva civilización que recibirá el nombre de micénica gracias al desenterramiento de Micenas por parte de Schliemann y ser ésta el mayor núcleo poblado y de mayor empuje de esta cultura (coincidiendo así con la idea de Homero de que Micenas era la más poderosa por ser su rey, Agamenón, el general en jefe de la tropas griegas en la batalla de Troya).
Micenas, en la Argólide, se convierte en un centro de riqueza y poder con una civilización guerrera sin igual en la zona del Egeo; no obstante no es el único centro de población importante de Grecia central y meridional que surge y brilla con esplendor en esta época: Pilos en Mesenia, Tebas, Glá y Orcómenos en Beocia y Tirinto también en la Argólide y parece que bajo la Acrópolis de Atenas reposa un primitivo asentamiento fortificado micénico.
El período de esplendor micénico va desde el 1600 al 1150 a. C., cuando se configuran los palacios descritos en la Ilíada y sus reinos: Pilos, Tebas, Orcómenos, Glá, Atenas y Micenas.
Lo escabroso del terreno en Grecia continental provocó que el dominio total sobre la península balcánica fuera imposible, pero no así en el mar: la construcción de una flota poderosa les permitió la aventura y conquista de ultramar y sustituir a los minoicos como dominadores del Egeo.
Características de la civilización micénica
Muchos son los rasgos que diferencian de un modo tajante esta civilización de la minoica; la diferenciación étnica fue el detonante de ellas. Las principales características son:
por primera vez los gobernantes quieren dejar constancia de su vida y su status social, manifestado sobre todo en el enterramiento; por primera vez se delimitan espacios sagrados para tumbas; es el caso de los dos círculos de tumbas delimitados de Micenas fuera del casco urbano con ajuares para los muertos, lujosos objetos metálicos y objetos guerreros (petos de oro, collares, pendientes y máscaras faciales de oro, etc...); es la inmortalización del poder y la autoridad; (uno de los círculos, con la ampliación de las murallas de Micenas quedó encerrado dentro del núcleo fortificado);
asímismo el enterramiento presenta la novedad de la colocación de losas verticales para indicar las tumbas con grabados de escenas de animales, cacerías, militares o círculos como signo sagrado; junto a los suntuosos enterramientos están los enterramientos introducidos por los griegos desde el 2000 a. C.: son enterramientos en tumbas en forma de cistas (grandes vasijas), bien individuales o familiares, en posición vertical con los cuerpos en posición fetal; el enterramiento se producía dentro de la casa o al pie de los muros de la misma;
elaboración de objetos de lujo muy bellos y exquisitos como abalorios de ámbar, las joyas arriba citadas de oro, alfilera con cabeza de cristal de roca y escudillas en forma de plato también en cristal de roca;
aparición del carro de combate; parece ser un elemento que trajeron los griegos y que exportaron a la Creta minoica; se conocía el carro de bueyes para transportes, pero el carro de combate se caracteriza por su ligereza y por ser llevado por caballos (en Creta minoica se usó el tiro de caballos para transporte al ser un pueblo pacífico); otra arma propia de los micénica es la espada larga y muy particular es la armadura de láminas de metal (bronce) y casco de dientes de jabalí;
la sociedad presenta una estratificación social muy marcada, dominada por una nobleza guerrera que concentra el poder (en los enterramientos se ha visto que además son de una altura y corpulencia mayor que el resto de habitantes de estos asentamientos); también hay especialización del trabajo en función de las habilidades técnicas y artísticas;
el rasgo propio que quizá defina más a los micénicos y domine en todo su teritorio es la gran tumba llamada de tholos (o de colmena) de las que la más famosa es la denominada Tumba de Atreo en Micenas: una gran cámara mortuoria construída por completo con grandes bloques de piedra, de dimensiones enormes y que no tiene precedentes arquitectónicos ni dentro ni fuera de Grecia ;

el rasgo propio que quizá defina más a los micénicos y domine en todo su teritorio es la gran tumba llamada de tholos (o de colmena)
la vida micénica también está marcada por una gran religiosidad: el futuro panteón griego se empieza a dibujar en estas fechas con las divinidades indoeuropeas aportadas por los griegos: Zeus, Hera, Posidón, Artemis, Atenea, Hermes, Ares y Dioniso; la santidad y temor por los muertos es un ejemplo; hacían sacrificios humanos a los dioses según las tablillas de Pilos; no obstante parece ser claramente indentificable la Gran Diosa Madre de la civilización minoica reencarnado en Potnia con el título de da-pu-ri-ti-jo (la dama del Laberinto);
los asentamientos se basaban en el levantamiento de casas a modo de celdas denominadas mégaron , casas con un porche con columnas, una larga habitación rectangular y en muchos casos al final de ésta una despensa; en ellos el edificio sobresaliente era el palacio y después la adición de fortificaciones como los muros "ciclópeos" de Tirinto o las gruesas murallas de Micenas con la puerta de los Leones de acceso al complejo amurallado, protecciones contruídas con grandes peñascos y bloques de piedra labrada; el palacio era además el centro del culto religioso, junto con algunos santuarios externos a los asentamientos a modo de ermitas.
Los micénicos, en su época de esplendor, coincidente con la construcción de las grandes tumbas de tholos, desarrollaron su actividad hacia el exterior exportando sus productos y cerámicas al mundo Egeo e incluso más allá: encontramos restos de dichas actividades comerciales en Sicilia, Italia, Chipre, Mileto, Rodas y Asia Menor en el Heládico Reciente HR II A y B; de ésta época son las tablillas de Lineal B conservadas.

Hablando del Lineal B, los micénicos adoptaron de los cretenses miniocos la escritura para anotar su propia lengua, el griego; para ello transformaron el sistema de escritura y sustituyeron el Lineal A (cuya escritura sólo se encuentra en Creta) por el llamado Lineal B, que se encuentra en todos los centros micénicos del Grecia continental y que fue exportado después a Creta.
La evolución de los reinos micénicos
Los centros micénicos no eran verdaderas ciudades, aunque se les llame así (yo he preferido llamarlos asentamientos); las ciudadelas o fortalezas eran únicamente eso y sólo albergaban un palacio y poco más. Diseminadas por las cercanías de los asentamientos se han encontrado restos de poblamientos a modo de pequeñas aldeas en colinas donde habitaban en gran masa los habitantes de cada reino (de ahí que en las tablillas de los palacios se haga referencia a muchos nombres de localidades desconocidas para nosotros, pero que corresponden a estas aldeas; así sucede en Pilos).
El palacio y el reino lo regentaba un gran señor (un rey) cuya riqueza no obstante no se basaba exclusivamente de los tributos de sus campesinos; había también artesanos que trabajaban la producción de cerámicas, armas de bronce y otros artículos. Asímismo eran buenos marineros y, aparte de la rapiña y el saqueo cuando podían, se dedicaban al comercio. Artesanos y campesinos se incluían en una economía decpalacio, aunque contaran conuna organización de cierta independencia en el marco de las estructuras aldeanas. El wanax , gran señor rey, eran sustituídos en las aldeas por basileis y consejos de gerontes. que se encargaban de organizar y administrar los campos y actividades artesanales. Comenzaba la división de clases.
Los wanax y lawagetas (jefes del ejército y también con atribuciones religiosas-sacerdotales) poseían un pedazo de tierra denominado temenos por las tablillas donde se indica que es un pedazo de tierra sagrado destinado a su beneficio y usufructo privado, mientras que las demás clases sociales los basileis (administradores o ancianos de las aldeas) vigilaban la tierra denominada kekemena (de la comunidad) y los telestai poseían un pedazo de tierra denominada ktimena (propia), mientras que los demás, el damos, se encargaban o de tierra ajena o de trabajos artesanales.
Las grandes distancias entre los palacios identificados sugieren que no había un poder central en la época micénica, sino que cada palacio era independiente y que Micenas sólo era uno más (a lo mejor el mayor) y de él no dependía nigún otro centro. En cada centro aprovechaban la mano de obra de esclavos y campesinos para la construcción de los palacios, murallas y tumbas tholoi .
Los micénicos viajaron en busca de rutas comerciales, bien las de sus predecesores o bien nuevas; su motivación primera era la búsqueda de metales y de ahí que abrieran rutas hacia Occidente (Sicilia e Italia) desde el s. XV a. C., pero también al Báltico en busca del ámbar nórdico, pero también llegaron a Asia Menor, Chipre, Siria y Egipto en busca de miel, oro, tejidos, marfil, pasta vítrea, papiros, perfumes y ungüentos; lo sabemos por los restos de cerámica micénica allí encontrados.
En función de la cerámica la época micénica se subdivide en:
período I: ca. 1550 a. C.
período II: ca. 1500
período III A: ca. 1425
período III B: ca. 1300
período III C (incluído submicénico): ca. 1230-1050.
Del 1400 al 1200 a. C. los estados micénicos comienzan su esplendor. sus exportaciones crecen y son más visibles en casi todo el mundo conocido por aquel entonces. Todas las regiones de Grecia presentan instalaciones en el continente e islas de cultura micénica, todas ellas con un poder central que se centraba en el poder territorial.
Los mitos micénicos
Del gran caudal de mitos de la mitología griega la mayoría son micénicos o de época micénica: los micénicos fueron los griegos que trajeron el panteón (todavía incompleto) de dioses configurado totalmente un poco más tarde, al tiempo que todos los héroes son herederos de una sociedad guerrera (y la primera sociedad guerrera en suelo griego fue la micénica); a ello hay que sumar que los mitos que no eran originariamente micénicos (los de los minoicos y otros provenientes de Egipto y Asia Menor) se confundieron o se fundieron con mitos micénicos (como se ha visto en el caso de Minos); es por ello que no se van a exponer aquí ningún mito y se va a hacer referencia única y exclusivamente a la Ilíada y a la Odisea , pero también de modo sucinto para tratar la problemática del reflejo del mundo micénico en la obra homérica.
La guerra de Troya
Constituye una de las últimas empresas de expansión micénica. Arqueológicamante sólo puede ser posible en el estrato Troya VII a, pues es entonces cuando se encuentra una destrucción tras una vida dura y accidentada: las casas, pequeñas y mal construídas, llenan todo el espacio libre dando idea de amontonamiento y promiscuidad; en el suelo de las viviendas aparecen empotradas enortmes tinajas para almacenamiento de líquidos y alimentos en provisión de escaseces provocadas por el asedio; este estrato además está culminado por un incendio devastador y en las calles y edificios aparecen cuerpos insepultos; además cronológicamente los objetos de cerámica micénica importada son muy escasos y la fecha de destrucción de Troya VII a se produji entre el 1193 y el 1184 a. C. y las noticias de Eratóstenes y el Marmor Parium la sitúan hacia el 1208 o el 1250.
Las causas de la guerra son desconocidas y lo más desconcertante de todo es que los aqueos no se establecieran en Troya una vez destruída ésta (quizá por su agotamiento y debilidad de fuerzas); Page ha sugerido, según unos documentos de los dos últimos reyes hetitas, que un tal Attarsiyas (identificado con Atreo), aqueo, hacía correrías por Asia Menor y ejercía su predominio; entonces intervino Taruisa (Troya) en una Liga que peleó contra el rey hetita Thudalijas IV bajo la dirección de Assuia (Asia región del Caístro que da nombre al continente) y, tras el derrumbamiento del reino hetita, aqueos y asiáticos se disputaron el poder bacante en la guerra con asedios de Troya, Rodas y una guerra en Asia Menor a mayor escala o extensión.
La guerra de Troya se inserta además en plena época de crisis y decadencia del mundo micénico y supuso el canto del cisne de dicha cultura. La época contemporánea de la guerra, el Heládico Reciente HR IIIc muestran un empobercimiento cerámico, artístico y material, concluídos con la emigración e invasión doria (o la sublevación de los dorios como las capas sociales más bajas de la sociedad micénica) con la cremación de cadáveres y el hierro.
Respecto a los troyanos es difícil ver en ellos a un pueblo griego, ya que en la Tróade no se encuentra toponimia indoeuropea y además culturalmente incineran a los muertos, mientras que los griegos los enterraban; por ello hay quien dice que eran luvitas o al menos no griegos.
La Grecia micénica y la Grecia homérica
Que los poemas homéricos se basan en acontecimientos de época micénica es indudable; que se originaron como poesía épica recitada por aedos, también; que conservan su esencia micénica, también; pero desde la caída de Troya hasta los poemas homéricos tal y como los conocemos hoy en día pasaron cerca de 500 años, años que dejaron su huella en la elaboración homérica.
Los poemas en primer lugar no pretenden narrar la sociedad micénica en sus aspectos cultural, social, económico ni aspectos similares, sino que sólo pretende narrar un acontecimiento bélico en función de la exaltación de las hazañas de los héroes y hacer un relato agradable para los oídos del auditorio; ello no evita que a veces se le escapen referencias y noticias acerca del mundo originario de estos héroes, pero modernizándolos en muchos casos, es decir, que presentan grandes anacronismos. Ello nos debe conducir a no creer que todo lo homérico es micénico y que todo lo micénico va a estar en lo homérico. Debemos tener a Homero como una fuente de información secundaria o terciaria, dependiente de la arqueología y de las tablillas de Lineal B.
La validez del mundo micénico de la Ilíada y de la Odisea en menor medida debe ser puesta en duda sólo con ojear el contenido de los poemas. Que guerreasen diez años por Asia Menor lejos de sus reinos y además las increíbles aventuras de Odiseo hacen que todo lo novelesco y ficticio de los poemas se impongan sobre lo histórico relegándolo a ciertas nociones a modo de citas, como el catálogo de la naves, el carro de guerra micénico, el casco de dientes de jabalí y poco más.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Máscara funeraria de Tut Anj Amón
La máscara del faraón egipcio Tut Anj Amón, que data de alrededor del 1325 a.C., está realizada en oro con incrustaciones de lapislázuli y cornalina. Procede del sarcófago donde se encontraba la momia, dentro de la tumba del faraón. Mide 54 cm de largo.
Bridgeman Art Library, London/New York
La Gran Esfinge de Gizeh
La Gran Esfinge de Gizeh, fue construida por orden del faraón Kefrén en el III milenio a.C. En el antiguo Egipto la esfinge era el símbolo del poder real y esta estatua probablemente era el retrato de Kefrén. Se puede ver la Gran Pirámide de Keops a la derecha de la Esfinge y la Pirámide de Kefrén a la izquierda.
M. Timothy O'Keefe/Bruce Coleman, Inc.
Gran templo de Amón, Karnak
El gran templo de Amón, que se localiza en Karnak, posee unas colosales estatuas hieráticas de Ramsés II, una de las cuales aparece en la imagen. Su reinado constituyó un gran hito en la historia del antiguo Egipto.
Jethro Miller
Desarrollo de las civilizaciones e imperios en Mesopotamia, Egipto y el valle del Indo
Los Ensayos Históricos de Encarta reflejan el conocimiento y la visión de destacados historiadores. En este ensayo, Maghan Keita, de la Universidad de Villanova, opina que el movimiento de personas, bienes e innovaciones contribuyó al desarrollo de tres civilizaciones fundamentales.
Desarrollo de las civilizaciones e imperios en Mesopotamia, Egipto y el valle del Indo
Por Maghan Keita
A menudo los historiadores escriben sobre historia mundial en términos del desarrollo de las civilizaciones que fueron definidas por un imperio determinado. ¿Qué define a un imperio y qué sugiere la creación de un imperio? Las regiones de Mesopotamia, Egipto (el valle del Nilo) y del valle del Indo son tres zonas ricas que permiten analizar cómo pueblos e ideas se agrupan para dar lugar a civilizaciones e imperios.
Imagine tres zonas escasamente pobladas pero con grandes reservas de agua y muy fértiles, en una época anterior a la historia escrita. Dos de estas zonas son valles fluviales y la tercera se encuentra situada entre dos ríos formando una rica llanura. Imagine que a estas regiones llegan pueblos para establecerse allí y dedicarse a cultivar plantas y domesticar animales. Estos territorios fluviales favorecen la práctica de la agricultura y la ganadería y su éxito atrae hacia estas zonas una migración humana y animal cada vez mayor. A medida que aumentan estas poblaciones, también lo hacen sus necesidades, generando unas formaciones sociales y político-económicas características de los espacios urbanos antiguos y de los estados de Mesopotamia y los valles del Indo y del Nilo.
Las civilizaciones de Mesopotamia, Egipto y del valle del Indo se caracterizan por una alta densidad de población, el desarrollo de procesos de urbanización y por la innovación cultural, elementos que están relacionados con el desarrollo del comercio y una mayor interacción cultural. Es decir, como imperios estas civilizaciones pueden ser imaginadas como agrupamientos de personas, bienes e ideas cuya existencia y dinamismo estaban basados en su movimiento e intercambio.
Las agrupaciones de personas, bienes e ideas sugieren diferenciación y diversidad, características estas específicas de los imperios. La riqueza tanto humana como material e intelectual de las regiones fue generando la necesidad de una organización como resultado de la innovación, la comunicación y el movimiento de las poblaciones.
Movimiento de personasLa formación inicial de estas civilizaciones se basó en el movimiento de personas hacia unas llanuras y valles fluviales que les permitían vivir y alimentarse, entornos que a menudo eran definidos por ellos como divinos y generadores de vida. La transformación de estos valles y llanuras en lugares capaces de alimentar a los diferentes pueblos que se asentaban en ellos fue uno de los primeros actos de innovación e intercambio cultural. Un sencillo ejemplo de este intercambio pueden ser las tecnologías de producción de alimentos. Una de las primeras innovaciones fue la elección de los tipos de alimentos de una región, así como los lugares de cultivo y las condiciones de cultivo de los mismos.
El uso del suelo y del agua en estos valles fue otro signo de innovación e intercambio. A pesar de que no disponemos de una visión clara de las tecnologías utilizadas en el valle del Indo, sabemos que en el caso de Mesopotamia la clave para hacer cultivable el llamado Creciente Fértil fue la tecnología de irrigación. De hecho, el regadío se convirtió en el factor clave de la civilización. Como consecuencia de la necesidad de regadío, los códigos religiosos y legales de muchas sociedades de Mesopotamia se basaron en el uso del agua.
Las civilizaciones de Egipto y del valle del Nilo estaban basadas en las ricas capas de aluvión que las inundaciones anuales depositaban a lo largo de las orillas del Nilo, en el delta y en los terrenos inundables. El uso de agua y la periodicidad de las épocas de inundación obligó a una serie de innovaciones tecnológicas tales como el calendario. Estas innovaciones culturales y tecnológicas también hicieron posible el crecimiento de grandes poblaciones, dando lugar a que algunas de estas poblaciones llegaran a formar centros urbanos.
Las tecnologías agrícolas y ecológicas de estas sociedades atrajeron a inmigrantes y viajeros que a menudo traían mercancías e ideas que aportaban a la cultura de estas civilizaciones. Cada vez llegaban más personas y la densidad de población iba aumentando. La capacidad de estas zonas para alimentar a su población —capacidad que puede considerarse como riqueza— atraía cada vez a más pueblos.
Algunos de estos pueblos entraban en estas zonas de forma pacífica, mientras que otros utilizaban la fuerza para mantener o ampliar sus dominios geográficos y culturales haciendo gala de una actividad imperial. Esto daría lugar a un modelo interesante de construcción de centros urbanos como protección frente a las fuerzas invasoras, como se observa en los asentamientos amurallados del valle del Indo y los de inicios de la cultura mesopotámica. Sin embargo, aunque estos asentamientos amurallados repelían a los invasores, también los atraían. Los valles fluviales y las llanuras, así como su riqueza agrícola, favorecían la formación de ciudades. Las propias ciudades —tales como Harappa, en el valle del Indo; Ur, en Mesopotamia; o Menfis, en Egipto— se convirtieron en un exponente de la riqueza de estas regiones y en el emblema de sus respectivos imperios, sirviendo como puntos clave para permitir la expansión del imperio o resistir las amenazas de otras potencias.
A lo largo de los siglos estas tres civilizaciones se fueron desarrollando gracias al movimiento, la mezcla y el asentamiento de poblaciones en estos ricos valles y llanuras fluviales, al crecimiento de su población con el consiguiente aumento de la densidad, y a la expansión de los asentamientos para formar ciudades y más tarde también ciudades-estado, estados e imperios. De nuevo, se garantizaba así el movimiento y el intercambio de personas, bienes e ideas; a veces de forma pacífica y otras veces mediante la fuerza.
Intercambio de ideas y bienes
Las actividades históricas del valle del Indo, Mesopotamia y Egipto demuestran que diferentes pueblos entraron y salieron de estas zonas, lucharon por su espacio e intentaron controlar a otros pueblos y a sus bienes y recursos. Esta interacción tuvo profundas consecuencias sobre la idea que las personas implicadas tenían de sí mismas y de los demás, ya que sus ideas fueron puestas a prueba, desafiadas y, en muchos casos, modificadas. Las ciudades de estas regiones eran consideradas probablemente como símbolos de riqueza, por lo que a menudo grupos de dentro y fuera de la región intentaron controlarlas. Las ciudades de Mesopotamia, Egipto y el valle del Indo pueden analizarse en términos de riqueza de población, entendiendo el término riqueza como la capacidad de la población para producir bienes y servicios en cantidad, no sólo de tipo agrícola, sino también relacionados con habilidades relativas al trabajo de los metales, la cerámica o el comercio. Así, la riqueza significaba también un excedente que permitía a las ciudades y zonas controladas por ellos mantener una clase dirigente y administrativa y hasta tal vez un ejército. A menudo los excedentes de productos eran intercambiados, proporcionando riqueza a la zona y atrayendo a otros pueblos hacia ella. Tanto el valle del Indo como Mesopotamia y Egipto experimentaron los resultados de una población rica y productiva.
Esto se observa tanto en el movimiento de diferentes pueblos a través de Mesopotamia, desde los acadios hasta los asirios y los caldeos, como en las estructuras sociales, políticas y económicas que crearon. Las formas en las que estos pueblos entraron en Mesopotamia y las formas en que se mezclaron y se beneficiaron de ella indican movimiento e intercambio.
Nuevos patrones de lenguaje, tales como la sustitución inicial de la lengua acadia por la sumeria, demuestran las innovaciones producidas por estos movimientos e intercambios. El cambio de poder también fue uno de los resultados clave de estos movimientos e intercambios, como sucedió cuando los elamitas, que llegaron a continuación de los acadios, se hicieron con el control de la vida urbana de Mesopotamia y se mezclaron con las poblaciones locales. El conglomerado de pueblos, lenguas y culturas intervino en la creación de una visión del mundo nueva, aunque limitada.
En el 700 a.C., la extensión del imperio asirio lo vinculó literalmente a los egipcios a través de las actividades de búsqueda de un estado imperial. Esta vinculación puede expresarse como interacción e intercambio. A través del intercambio diplomático y la lucha militar se resolvieron los conflictos sobre las fronteras del imperio y las zonas de control. Dentro de las actividades diplomáticas, el matrimonio fue una forma muy visible que dio lugar a intercambios entre las familias reinantes, uniéndolas política y económicamente.
La relación entre egipcios e hititas ilustra este punto. En el siglo XIII a.C., ambas partes lograron dar fin a sus hostilidades gracias a un tratado de paz en el que el rey de los hititas ofrecía a su hija en matrimonio al faraón egipcio. Los ejemplos de hititas y asirios indican que estos matrimonios formaban parte habitual de la vida diplomática y política. Estos acuerdos a menudo producían el cese de las hostilidades, una mayor estabilidad regional y un mayor intercambio económico. Los matrimonios entre las clases gobernantes de estas sociedades muestran una forma de conceptualización del mundo. Si se estudia la mezcla de sociedades, en los niveles superiores encontramos documentación de interacciones que repudian las nociones modernas de raza, etnicidad, religión y nacionalidad. Los matrimonios políticos y los rehenes reales proporcionaron una forma de compartir cultura durante las divisiones y diferencias religiosas y étnicas y han contribuido a escribir la historia de la humanidad. En este caso, en el mundo antiguo existe documentación sobre estas relaciones que trascienden las nociones modernas de divisiones culturales y étnicas.
Las uniones matrimoniales, desde el Tigris y el Éufrates hasta el valle del Nilo, también revelan los mismos tipos de alianzas que tenían lugar desde la costa mediterránea hasta el interior de Africa. Las interacciones entre Egipto y Nubia (a menudo denominada Kush o civilización cusita) pueden ilustrar este punto. Heródoto escribe que las tropas egipcias del faraón Samético se exilaron a Nubia y allí declararon su lealtad al trono cusita, siéndoles entregadas esposas nubias. Flavio Josefo describe el conflicto de Egipto con Nubia durante el reinado de Seti, y cómo la novia nubia de Moisés, la princesa Tharbis, resolvió el conflicto entregando su ciudad a su futuro marido. Estos ejemplos sirven para mostrar la dinámica mucho más amplia de movimiento e interacción que caracterizaba a esta región.
El movimiento y la interacción también puede apreciarse en los choques de ejércitos, lo que puede haber supuesto una innovación tecnológica y cultural. Así, por ejemplo, muchos historiadores piensan que la confrontación entre hicsos y egipcios dio lugar a la adopción por los egipcios de importantes innovaciones militares. En este conflicto los egipcios descubrieron las ventajas de las armas de hierro frente a las de bronce y la superioridad del carro como vehículo de asalto.
La interacción entre egipcios y nubios presenta muchas características comunes. La similitud de los rasgos clave de estas dos sociedades ha dado lugar a un importante debate sobre quién predominaba sobre el otro. La arquitectura monumental de ambas regiones, en especial sus pirámides y templos, es sorprendentemente similar. Los jeroglíficos de Nubia son una forma claramente reminiscente de las formas egipcias y están consideradas como una derivación de estas. Las instituciones reales en ambos estados y los órdenes religiosos que les rodeaban son claramente similares, hasta el punto de que unas veces eran los egipcios los que se sentaban en el trono nubio y otras veces los nubios los que dirigían al pueblo egipcio. En los niveles superiores de ambas sociedades se compartían fuertemente la cultura y las formas políticas. Toda esta actividad, en sus diferentes manifestaciones, estaba dirigida a controlar el acceso a los recursos, es decir, la riqueza de la zona.
El comercio entre los imperios
Dentro del movimiento y el intercambio que caracterizaba las civilizaciones del Indo, Mesopotamia y el Nilo, los imperios emergentes imponían una estabilidad que en ocasiones daba lugar a una mayor interacción entre los estados y los pueblos debido a la seguridad inherente al imperio. El ejemplo más sorprendente de este aumento de la interacción es el comercio. Muchos investigadores afirman que la concentración de pueblos en determinadas áreas y los cambios de densidad demográfica están relacionados con patrones de comercio. El crecimiento urbano puede explicarse analizando los espacios donde el comercio era posible y las formas en las que este comercio agrupaba a pueblos con sus bienes y servicios. Estos espacios necesitaban una cierta autoridad que les garantizase orden y seguridad. A partir de ahí podemos especular sobre el crecimiento del espacio urbano y sobre las instituciones y pueblos que los administraban.
Los bienes y la seguridad que ofrecían estos espacios urbanos atrajeron a comerciantes, los cuales no sólo viajaban de un lugar a otro transportando bienes e ideas, sino que también a menudo se establecían en lugares distantes, creando nuevas comunidades dentro de otras comunidades ya existentes. A veces, algunos de estos comerciantes hacían de embajadores llevando información de interés para el mantenimiento de buenas relaciones entre sus países de origen y los adoptados por ellos a través del comercio. Estos comerciantes también ayudaban a resolver asuntos que pudieran resultar problemáticos para sus compatriotas. Muchos de estos comerciantes emigrados se establecían en sus sociedades de adopción, añadiendo otro elemento de interacción y mezcla.
Bajo esta óptica, algunos de los estados que existieron en esta amplia zona comprendida entre el Indo y el Nilo fueron conocidos como estados comerciales y famosos por la reputación de sus mercaderes. La actividad comercial fue simplemente un componente más que ayudó a aglutinar una zona hasta formar una comunidad intercontinental.
Conclusión
Podríamos seleccionar cualquier aspecto esencial de una de estas tres zonas y verlo reflejado de alguna forma en las demás. La razón de este reflejo, así como sus diferencias, reafirma la idea de que el establecimiento de aquellos imperios, y de las civilizaciones que los representaban, no se debió a la creación de un espacio imperial independiente, sino más bien a una forma de ordenar la interacción entre posibles espacios separados.
Las estructuras de estas civilizaciones (imperios, estados o ciudades) no frenaron la interacción y el flujo de bienes, personas e ideas, sino que, por el contrario, lo favorecieron dando lugar a las primeras formaciones de lo que se ha denominado el mundo antiguo afro-eurasiático, es decir, la interacción entre los sistemas fluviales del Indo, Mesopotamia y el Nilo.
Acerca del autor: Maghan Keita es profesor asociado de Historia en la Universidad de Villanova. Entre sus numerosas obras se encuentran Riddling the Sphinx: Race, the Writing of History, y America's Culture Wars.
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miércoles, 12 de noviembre de 2008


estas son las momiiAs!!
Estas son las monedas egipcias y ya no se + xk no ay ganas de buscar...!! otro dia...!




miércoles, 29 de octubre de 2008


Wenas gente!!
Q tl? weno aki os dejo
gente aQii (l)

miércoles, 22 de octubre de 2008

wenas!!
q tl?
io mu bn! weno os dejo!!
bs!